El edificio
Situado en una colina que corona topográficamente la pintoresca villa de Getaria, el Museo Balenciaga se ubica en un edificio de nueva construcción anexo al histórico Palacio Aldamar.
“Bista ona” (Buena vista) como se conoce localmente al Palacio fue residencia de verano de los marqueses de Casa Torre, abuelos de la reina Fabiola de Bélgica y mentores de Balenciaga en sus primeros años de trayectoria profesional.
La definición formal final del edificio -fachada frontal y posterior, interiorismo y museografía- es obra del equipo AV62 arquitectos. Se trata de una gran volumetría longitudinal, sinusoidal y de sección trapezoidal, cerrada con muro cortina de vidrio. En el interior tres grandes volúmenes suspendidos albergan las salas de exposiciones.
La fachada principal -un plano vertical limpio y oscuro, que se pliega para construir la puerta de acceso al Museo- tiene una clara voluntad de neutralidad para que el palacio conserve su preeminencia representativa.
El tratamiento de los espacios interiores -superficies, materiales, colores y mobiliario-, crea una atmósfera plácida y envolvente, matizando la entrada de luz. El uso del gris oscuro en los paramentos más grandes reduce y hace más humana la percepción de la escala interior del edificio. Los colores brillantes aplicados estratégicamente diferencian las distintas áreas.
Desde el interiorismo se definen los espacios para conseguir ámbitos de uso claro y acogedor. Los volúmenes suspendidos de las salas de exposiciones deben ser totalmente oscuros, sin luz natural, por motivos de conservación. Por ello están revestidos de una doble piel acabada con una chapa recortada de estampado floral a gran escala que contribuye a darles profundidad y ligereza.